Me habéis emocionado de verdad con vuestros deseos, algunos tan tan íntimos y dolorosos, otros divertidos, sinceros, sencillos, grandes…(algunos deseos para enmarcar)
Cada año me dejáis con cara de emoticón de ojos grandes, porque creo que nadie va a responderme (tengo ese don tatuado a base de ejemplos).
Y, sin embargo, los mensajes que recibo dejan el buen sabor de boca de la gente capaz de sorprenderme…
Gracias de nuevo.
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Y la ganadora del concurso
es
Pilar Roche con su cuento:
Noche de reyes
Por su historia especial de cómo se puede conseguir un sueño solo con apretar los puños.
Los charcos están helados, una frágil capa de hielo hace de alfombra camino a la oficina de correos. Mi padre me ha puesto un pasamontañas que solo me deja visibles los ojos, es un gorro de tricot muy grueso que me pica en la nariz y me llena la boca de pelitos de mohair.
La bufanda hace juego, lleva pompones en los extremos y cuando la doblo parece un conejo de trapo. Todo de lana “ton sur ton” de una tienda ideal de Bilbao que mi abuela materna se empeña en regalarme; ese tipo de regalos que a mi madre le vuelven loca, faldas escocesas con tirantes y un imperdible de flecos y blusitas de manga corta (en un invierno helado) muy monas que a mi mucha ilusión la verdad no me hacen.
A mi lo que de verdad me hace ilusión ahora que ya he cumplido seis años, es “echar” la carta a los Reyes, escrita con ayuda de mi padre hace días y que hoy, a pesar del aire gélido, llevo en la mano sin manopla para que no se arrugue.
Hace tiempo, mucho tiempo, una noche como esta colocaba mis zapatos en la ventana al lado de una bandeja con tres copas de champán para sus Majestades de Oriente y un montoncito de heno para los camellos. La verdad ahora que caigo, es que nunca tuve en cuenta a los pajes.
Muy prontito me acostaba haciéndome el remolón y no conciliaba el sueño, lo mismo que todos los niños que esa noche también esperaban “la magia”.
A dormir con los puños apretados, eso es fundamental para que el sueño sea muy profundo. Si te despiertas en plena noche y los Reyes te descubren,mmmm…no sé, no sé que podría suceder.
La carta con todas las peticiones del año estaba ya en posesión de sus mágicos destinatarios, pero de toda la lista de deseos había una que esperaba con especial ilusión: la cocinita.
En la misiva había pedido también el velador del “Hogarín”, un pupitre y unos patines de ruedas de madera, de cinc con las correas ajustables de cuero rojas, madre mía que pasada. Pero yo esperaba con anhelo mi cocinita.
Los ojos despegados al primer rayo de luz de un día que se cuela por los cristales, a pesar de la intensa niebla y la escarcha que ha cubierto los campos arados. Silencio que se rompe en la cocina, cacharros en movimiento, desde donde llega un aroma de chocolate espeso y pan tostado.
No puedo más y salgo de la cama sin zapatillas claro, salto por encima de las copas de champán casi vacías y veo que el heno ha desaparecido. En su lugar un sobre a mi nombre con mayúsculas y tinta china, en cursiva, sin remite.
Querida Pi:
Este año te has portado muy bien, por ese motivo te hemos traído…bla, bla, bla, bla,bla, bla,bla, bla,bla, bla,bla, bla,bla, bla,bla, bla,bla, bla,bla, bla,bla, bla,bla, bla,bla, bla,bla, bla,bla, bla,bla, bla,bla, bla,bla, bla,bla, bla,bla, bla,bla, bla,bla, bla,bla, bla,bla, bla,bla, bla,bla, bla,bla, bla,bla, bla,bla, bla,bla,
Claro que podrías bla,bla, bla,bla, bla,bla, bla,bla, bla,bla, bla,bla, bla,bla, bla,bla, bla,bla, bla,bla, bla,bla,
Recuerda que debes ser bla,bla, bla,bla, bla,bla, bla,bla, bla,bla, bla,bla, bla,bla, bla,bla, bla,bla, bla,bla, bla,bla, bla,bla, bla,bla, bla,bla, bla,bla, bla,bla, bla,bla, bla,
Un abrazo y hasta el próximo año.
Firmado
El Rey Melchor
No es posible, no es posible, han venido y me han contestado de puño y letra. De hecho he escuchado cascabeles esta noche, pisadas y el sonido de los cascos contra las baldosas del patio, han tenido que ser ellos, fijo.
Dejo de lado la carta y me tiro en plancha sobre un montón de paquetes que ya abriré después porque junto a la ventana, justo donde y como había imaginado, un envoltorio muy grande esconde el deseo.
De madera, colores pastel en los armarios que guardan vajilla de Lliliput, ollas, bandejas, platos y tacitas de té. Trapos de cocina y cortinas de tela ¡de verdad verdadera! en la ventana que asoma a un jardín soleado. La puerta del frigorífico se abre e ilumina un interior lleno de cocacolas, huevos, pan de molde y salchichas de frankfurt, estas últimas sin escala de tamaño. Un suelo de baldosas de cartón tan real como el fuego de los quemadores bajo la cacerola de aluminio. Mi cocinita.
¡El grifo FUN-CIO-NA!. El armario superior guarda un depósito que los Reyes ya me han dejado lleno de agua para que pueda lavar los platos. Es una cisterna con un mecanismo de fuelle que bombea el agua desde el fregadero, un circuito escondido que transporta mas magia si cabe. Hoy a mi madre no le importará que encharque el suelo, hoy es el día de jugar en pijama y sin peinar.
Y tengo la comida hecha porque en el horno aguarda un tremendo pavo ya rustido, aunque no comprendo porqué es más pequeño que las patatas y las coles, pero me encanta mi pavo al horno, tan amarillo y tan reluciente.
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Todo el día, todos los días siguientes jugué con ella. Muchos años junto con mi traje de gitana Sin ninguna duda el regalo más bonito que nunca he recibido, el más acertado, anhelado, el más disfrutado.
Cierto que puse todo el interés en él, mi deseo más intenso y la convicción absoluta que lo alcanzaría.
Es lo que tienen los deseos, que los sueñas y algunas, solo algunas veces, se cumplen.
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Quiero reservar una “Mención especial y premio de honor” a Paloma y su familia, que todos los años me sorprenden y emocionan con sus deseos, su ilusión y confianza.
Elena, como dijo papá: no hay dos sin tres.
Y quiero usar el mismo brindis que nos dejó Lila and Cloe para bebernos a sorbos grandes el resto del año que nos queda:
Brindo por la sonrisa intermitente y por la sensación de paz total que la acompaña, para que no nos falte jamás
mart a.