Mi idea era llegar pasando por Padrón etc hasta el alto de Milladoiro, ver las torres desde arriba y acercarnos hasta el centro de Santiago andando los escasos 5 km que los separan.
Pero les pudo la pereza generalizada, así que casi, casi, entramos triunfantes en mi corcel negro por la misma puerta de la Catedral.
Eso sí, la llegada la celebramos como auténticos peregrinos.
(que la parafernalia no nos falte).
Estar allí te mete el Camino en vena a la fuerza.
Sobran las palabras.
(*estando en la Plaza unos peregrinos recién llegados me preguntaron si les podía hacer una foto y me pasaron su móvil con la carcasa verde menta de Mr Wonderful .
La emoción me embargó por varios motivos (uno de ellos el sentirse cerca de amigos, ya os contaré el por qué…) pero esa frase llegó que ni pintada a ese camino interior que habíamos empezado días antes y terminaba en ese punto:
“Melenas al viento y a vivir el momento”.
mart a.
Disfruta Conmigo says
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Ester Blázquez says
Precioso vuestro viaje iniciático!… Llenas de Galicia esas fotos que transmiten esa atmósfera tan particular, esos colores contenidos que se repiten, la piedra que da estructura a Galicia entera,…
Algo definitivo para un adulto… Quizá los más jóvenes aún lo estén digiriendo. Seguro que algo ha cambiado, aunque ellos, aún, no lo sepan.
Mi querida Mart a: viajar por Galicia hasta Santiago, de tu mano, ha sido un momentazo de esos que levantan ampollas en lo más profundo del alma, de tantos kilómetros sentimentales re-recorridos en unos minutos (descalza y por capítulos) y de tantas emociones repescadas de las difusas aguas del recuerdo…
Había llegado a tierras de Santiago, años ha, en coche, a pie, en tren y se diría que también casi en avión, porque el aeropuerto queda tan lejos.
Había visitado Las Cíes cuando Galicia apenas recibía turismo y kilometreabas por la costa sin cruzarte, apenas, con más vehículos que algunos turismos despistados (o intrépidos), tractores, carros, coches de épocas más que pasadas, bicicletas, motocicletas de las que suenan como un abejorro en plena maniobra de despegue… Y alguna que otra vaca!
Había admirado la Ría de Vigo desde O Castro… Había acariciado el agua mágica de A Lanzada cuando nadie, pero nadie-nadie, se bañaba en aquellas aguas colmadas, a partes iguales, de misticismo y de misterio… Los lugareños te reñían cuando les decías que te habías bañado allí: , "pero rapaza, que está cheo de buratos que levan vostede para sempre"… Qué gracia me hacían, con su gallego perfecto y su castellano en pañales. Entrañables!
Galicia y sus misterios… Y sus carballos, y sus helechos: la luz verde de sus bosques, su niebla como de seda… Dejando la costa: Carballiño y su Festa do Pulpo, Ourense, Allariz: el tiempo hecho pueblo!.. Sí,dejando la costa y mirando hacia el interior: siempre hay que detenerse un momento y mirar hacia el interior, para volver a salir y poder volar, libre: Muros, Cambados, Cedeira, su ría, su ensenada… A Coruña tan elegante, tan eterna… Pontedeume, Cariño, Betanzos: descubrimos "El Pasatiempos" cuando no era más que una ruina tétrica y desangelada que daba testimonio de un esplendor pasado que no acertábamos a entender, tan descontextualizado y tan desconocido como lo encontramos cuando nos colamos por entre una verja!… En aquella época, aunque parezca increíble, no existía internet: tuvieron que pasar algunos años para que pudiéramos leer sobre aquel jardín abandonado a la pereza del tiempo…
…San Andrés de Teixido…el pueblo, su ermita, el bosque petrificado, las rosquillas ensartadas en delicadas ramas vegetales, pequeños ramilletes de "herba de namorar",sus perros, gatos, gallinas, vacas… Todos habitantes de un lugar perdido de la mano de Dios, o quizá justo lo contrario: donde la mano de Dios empezó a modelar esta locura llamada mundo, poniendo un poco de todo, en su justa medida, o, para ser sinceros, quizá habría que reconocer que se le fue un poco la mano: aquellas ensenadas, aquellas olas, aquel paisaje, aquellos acantilados que se levantan sobre el mar como grandes gigantes dormidos hipnotizan y mientras respiras magia y te dejas mecer por un aire lleno de oraciones y de vida, en tu cabeza se escribe, en un lenguaje primitivo e indeleble, una frase: "A San Andrés de Teixido vai de morto o que non foi de vivo."…
Ester Blázquez says
Fueron tantos lugares… y tantos años. Fue tanta la felicidad y es, ahora, tanta la añoranza!
Leerte, Marta, es como tomarse un par de comprimidos para el dolor del paso del tiempo: al cabo de un par de horitas una se siente nueva, como más joven, como feliz sin motivo aparente, comprendiendo, al fin, después de tantos años, que aquello no ha desaparecido, sino que forma parte de mi misma, está en mí, en mis células, en mi corazón, para siempre, porque yo misma soy, en parte, aquellos viajes mágicos por aquellas tierras cercanas al fin del mundo… Deseando volver, ahora más que nunca: mil gracias! Un abrazo muy grande!
Ay, Mart a!… Ésta, tu casa, que más que morada diría que se convierte, por veces, en máquina del tiempo y arrasa con el presente desempolvando el pasado.
Noelia Ramos says
Uyss!! Si hasta puede que estuviéramos en el Obradoiro o hasta algún tramo de Camino hayamos coincidido! Desde Oporto a Santiago en 11 días por el Camino Portugués, pero por la Costa. Te lo recomiendo para cuando te animes a hacerlo, y si necesitas ayuda, ya sabes 😉
Un saludo
WomanToSantiago