“Compartir la comida con otro ser humano es un acto íntimo que no debe ser entregado a la ligera“
MFK Fisher-
El día 28 de febrero despedía el mes compartiendo algo con vosotros en un post llamado “un sueño a dos manos“.
En él escribía en voz alta algo muy íntimo que desde siempre me ha gustado mucho: compartir veladas con amigos alrededor de una mesa.
Compartir la elaboración de los platos, poner la mesa…
Compartir la elaboración de los platos, poner la mesa…
prepararlo todo entre risas, charlas más o menos transcendentales, discusiones y conversaciones a veces surrealistas.
Y si el estilo es natural y con detalle, doblemente.
Pero estas ocasiones, en mi vida, no se dan habitualmente…
Por eso, cuando conocí al grupo kinfolk de Portland, me sentí totalmente identificada con ellos y lo conté emocionada aquí.
Nos separan miles de kilómetros pero hay cosas que te unen por un hilo invisible y no sabes por qué.
Ese día de hace unas semanas os contaba que cada vez sentía más cerca ese sueño, porque esa era mi intención y en ello andaba.
Algo entre amigos, o sencillamente algo entre semejantes con ese fin y esa filosofía común…
Algo entre amigos, o sencillamente algo entre semejantes con ese fin y esa filosofía común…
Pero los sueños a veces son tan, tan fuertes que basta desearlos desde dentro, no desde la cabeza…desde lo más profundo, que ellos se encargan de todo.
Siete días después, (siete, que buen número) por casualidad, a altas horas de la noche, justo cuando mi ordenador y yo estábamos a punto de apagarnos, esto se pasó por delante con disimulo:


asombro, Madrid, 16 de Marzo,YA, info-mail, reacciona, organiza, no pienses, piensesreacción, compra…go!!!
Pues ya está.
El sábado acudo a mi primera cita Kinfolk en España.
*YES
mart a.
* tRaDucciÓn: SÍ