Mi idea era llegar pasando por Padrón etc hasta el alto de Milladoiro, ver las torres desde arriba y acercarnos hasta el centro de Santiago andando los escasos 5 km que los separan.
Pero les pudo la pereza generalizada, así que casi, casi, entramos triunfantes en mi corcel negro por la misma puerta de la Catedral.
Eso sí, la llegada la celebramos como auténticos peregrinos.
(que la parafernalia no nos falte).
Estar allí te mete el Camino en vena a la fuerza.
Sobran las palabras.
(*estando en la Plaza unos peregrinos recién llegados me preguntaron si les podía hacer una foto y me pasaron su móvil con la carcasa verde menta de Mr Wonderful .
La emoción me embargó por varios motivos (uno de ellos el sentirse cerca de amigos, ya os contaré el por qué…) pero esa frase llegó que ni pintada a ese camino interior que habíamos empezado días antes y terminaba en ese punto:
“Melenas al viento y a vivir el momento”.
mart a.