Sabéis que la fotografía me gusta, y que sobre todo me gusta crear pequeñas composiciones con lo que hago.
A eso se le llama “still life”.
Alguien los llamó un día naturaleza muerta.
Pero para mí, algo como esto, no puede tener ese nombre…
Hace algunos meses me apunté a The School, la escuela de fotografía de Luisa, maestra del still life culinario como ninguna…
No pude seguirlo con tanto interés como me hubiera gustado, pero de aquello salieron algunas fotografías y el gusto por el cuidado hasta el último detalle en las composiciones…
Sé que muchos de los consejos que nos dio a veces con las prisas se me olvidan, que pongo las cosas a lo loco, que la luz a veces se me escapa de las manos y sobre todo, que el trípode que le prometí que compraría todavía está aguardándome en alguna parte…
Le debía unas gracias públicas por todo eso, y qué mejor que ahora que ha sacado un nuevo proyecto de los que me gustan tanto.