Esta semana la cosa ha ido de la adolescencia.
Esa maravillosa etapa de los amigos, el descubrimiento, la risa, el riesgo…
O esa etapa de la vida cruel, en la que o das o te dan.
Esa etapa que te puede dejar marcada para siempre.
Esta semana varias amigas me han contado como sintieron el desprecio por ser especiales, diferentes…
Y esta semana se han aliado los astros para propiciar cosas como lo que cuenta Mela hoy:
“Hoy el otoño provocó un encuentro … nos cruzamos en la calle, nos clavamos en el sitio las miradas y sentí alegría de verme, de regalarme una pupila emocionada, de perdón …”
Hoy va por todas esas niñas que fueron, y que aún están redimiendo sus penas, por todas las que son y están pasando por ese momento…
Algún día descubriréis que todo es porque sois especiales.
Algún día os pedirán perdón aunque sólo sea con la mirada.
De momento, aunque aún sea pronto para comprender, lee esto que escribe Cristina, que ya tiene edad para poder decirlo con la seguridad de los años pasados y la vista echada atrás:
(y con toda la razón del mundo, porque mira que es especial esta chica…)
(y con toda la razón del mundo, porque mira que es especial esta chica…)
“Hoy, viendo unas fotos antiguas me he dado cuenta de una cosa.
He tardado más de cincuenta años en darme cuenta de que, en realidad, me quiero mucho.
Y he tardado la misma cantidad de tiempo en descubrir que todos tenemos cosas que nos hacen especiales y distintos y nos pasamos la vida intentando ser de otra manera, mucho más parecidos a los demás y no potenciando nuestra “diferencia” que es lo que nos hace únicos .
A veces me hubiera gustado tener mucha más mala leche y otras muchísimo menos cinismo.
Otras ,más ovarios y otras menos huevos.
Y así siempre.
Hasta qué un día miras un poquito para dentro al alma y dices: soy súper especial, aunque sea de insoportable y te empiezas a conocer, a asumir y poco a poco a querer…
y luego a quererte bastante aunque te queden kilos de cosas por aprender…
y luego a quererte bastante aunque te queden kilos de cosas por aprender…
No hay que confundirse, hay cosas inviables que tienes que cambiar en ti, por ejemplo la incultura, la intolerancia, la falta de compasión,la prepotencia, la envidia…
Pero…¿el pelo?, ¿las arrugas? ¿tres kilos? ¿tu locura? ¿tus ganas de experimentar? ¿tu independencia?
¡Venga ya!
…
¡Venga ya!
…
Y de repente, cuando ya eres muuuuy mayor,abres un álbum de fotos y te das cuenta que fuiste siempre muy especial y no entiendes como te esforzaste tanto en no serlo.
Y a ti, que eres madre, echa la vista atrás y recuérdate con sus años…
diste o te dieron??
En nuestras manos está…
Mientras, brindo…
por la cándida adolescencia!
mart a.
imágenes de :
teresa says
Hola Marta… siempre me gustan tus reflexiones pero la de hoy me ha llegado especialmente… Seguramente porque yo viví ese periodo de mi vida sintiéndome "especial". Ahhhh sabías que con mi grupo de amigas siempre brindamos "por la cándida adolescencia"??…Siempre me ha encantado esa frase de Memorias de Africa! Feliz día!!!
The lovely apartment says
en casa tengo una jovencita de 15 años… a veces no se cómo explicarle todo eso que has puesto en el post… a veces pienso que la única manera es esa.. que se dé cuenta ella misma con el pasar de los años…
Lindo post!
Isabella
Cosas que pasan says
😉
A veces sobran las palabras (y me refiero a las mías, of course)
mart a. says
Teresa…seguro que sí, lo eres, eres especial…sin comillas
Isabella…siembra…no esperes a que se de cuenta con el pasar de los años…hasta llegar hasta alli, el camino se puede hacer largo.
Conchi…tus palabras no sobran nunca.
De hecho eres de las personas que conozco con las palabras más acertadas.
Dina Oltra says
De verdad q Cris es única! me encantó esta entrada. Yo la verdad creo q fui especial,pero lo justo….jeje, siempre me llevé bien con todo el mundo!
Fabi says
Especial… distinto… que no se ajusta al patrón… que no entra en los cánones de su época… y sino el precio es la sobreadaptacion… Creo que de lo que habla Cristina es de la perspectiva que da el haber fortalecido con los años la autoestima, saber de valores y de vulnerabilidades… y coincido con vos Mart a, hay que trabajar temprano con los hijos, con ese baño narcisista saludable que sólo pueden otorgar los padres… besos
mart a. says
Dina…en el punto medio está la virtud…
Y en el punto medio a veces también mirar para los dos lados y no hacer nada.
Ese punto también lo conozco.
Fabi…encontrar tu autoestima…esa que se encuentra asentada a los 50 y que a los 13 puede dejarte llevar por cualquiera…aunque te apalee…
Los padres infunden a veces un saludable baño narcisita…a veces el baño es un reflejo insano de lo que hicieron con uno.
Esa sería la virtud…reconocer lo que nos hicieron, o hicimos o no quisimos ver por estar en el punto intermedio, y enseñar a nuestros hijos las tres posturas.
Ellos escogerán, pero el que siembra, recoge.
El collar de Hampstead says
Leí el post de Cristina,esa sabia,y me pareció maravilloso.
Ahora el tuyo…me ha encantado!!
Preciosas reflexiones.
Bss,Carmen
Marie says
Yo por suerte he tenido una adolescencia feliz y sana 🙂 peor he conocido a gente para la que no lo fue tanto, para ellos este post 😉 un besazo
Marie lived in London
Los viajes de Lucas says
Precioso…. ahora creo que forma parte de nuestro aprendizaje tenemos que pasar por ahí para darnos cuenta de ellos, algunos lo pasan mejor otros peor…. pero al final de todo se aprende aunque sería genial no tener que sufrir para ello….
LiLa AnD cLoE says
Ooohhh maraBilloso
Fabi says
La autoestima no se encuentra, se construye, y sus cimientos son la mirada de los padres. Alguna vez fuimos lo más importante para alguien… ese es el baño narcisista del que habla Winnicott, que sumado a una frustración óptima arma un andamiaje saludable para no dejarse apalear. En realidad alguien que se deja apalear, a cualquier edad, ya fue apaleado en sus inicios… la bendita repetición…
No se puede generar salud en un hijo si uno no está sano…
Buena semana!!!
lunata says
Preciosa tu entrada. A veces todo resulta difícil y complicado en la adolescencia, y conseguir esa ansiada autoestima y quererse un poquito resulta un trabajo muy duro, pero si lo consigues tu vida se llena de colores bonitos, alegres y vivos.
mart a. says
Carmen,Marie, Chinita…se os nota…vuestra adolescencia fue feliz…
Gracias Lila…
Fabi, cuanta razón….La autoestima se construye.
Y Lunata…si la consigues, esa ansiada autoestima buena, todo se ve mucho más vivo, vivísimo! ;D
Cristina says
Gracias .
No me lo esperaba y me he emocionado
Scarlata says
Si ya lo dijo el poeta, juventud, divino tesoro.
Feliz Miercoles.
baballa says
pero como sabes martiña, como escribes, como eres!!!
maria escarabajos bichos y mariposas says
ay que tiempos los de la adolescencia… siempre digo que ni aunque me paguen volveria a los 16 años… no no…!!! dificil tema el que propones y duro reto el que tenemos por delante. por mi parte, me gusta mucho una palabra: escuchar y ser escuchado…