El año pasado no todo fue recortar.
También hubo momentos para la alegría (sin par).
Como cuando nació mi Marc, el hijo de Conchi, un bebé grandote y precioso (y tragón, que me la tienes machacada Marqui, todo vamos a decirlo)
Ella es una enamorada del té y una gran conversadora (quisieras caer por un hueco todos los días a la 17.00 hasta Finlandia, como la Alicia de Lewis Carroll)
Por eso uno de los regalos de las chicas tupper como recuerdo especial de ese acontecimiento fue un juego de té de Katinka desde Holanda; una preciosidad tiernaaa llena de conejos blancos. Para que lo tengas preparado cuando caigamos por el agujero y lleguemos el día menos pensado, y sin avisar, a Helsinki…
Atenta!
Si queréis conocer a Katinka o encargarle sus trabajos podéis hacerlo aquí, es un gusto hablar y tratar con ella:
mart a.
Ya viernes? Entonces: buen fin de semana!
Peripepa says
ohhhh….pero qué cosa tan bonita, por favorrrr!
Irene Efimerata says
Un problema semejante preciosidad en mi casa… en cero coma te digo yo donde están todos los conejos… je, je, je